MI BARRILETE (ANTONIO BERNI)

“Juanito remontando un barrillete”, Berni, 1961

Remontar mi barrilete azul, rojo y amarillo. Volverlo a ver brillar entre las nubes y los rayos del sol, como si el tiempo se detuviera allí mismo. Escuchar los pájaros libres volando entre sus colores, pensando que él es uno más entre ellos. Y soñar que vuelo con todos y con cada uno, mientras escucho de lejos la voz de mi madre, diciéndome que tenga cuidado de no caerme. Pero para qué cuidarme, si lo más hermoso del universo es cuando sus brazos se tensan para recogerme del piso. Y me da ese abrazo eterno con lágrimas en los ojos. Lágrimas del más profundo amor.

Y esos amigos que, desinteresadamente, sin más pasión que jugar conmigo tocan a mi puerta sin esperar nada más que estar juntos, riéndonos, peleándonos, pensando en voz alta, porque la lealtad es un sello en este tipo de relaciones genuinas.

Está sonando la campana de la escuela, corro, corro para llegar primero al kiosquito y saborear ese alfajor triple que venden ahí. Y si no hay me conformaré con ese sándwich de salame con queso, mucho más rico que el que me hacen en casa. Sigue sonando la campana y no para. Me tapo los oídos ante su insistencia. Todavía no terminó el recreo, qué raro. ¿Habrá evacuación o simulacro? Me refriego los ojos, quiero correr pero estoy tieso, grito pero mi voz está acallada. Y me sale un ¡mamá! estruendoso, y me despierto de golpe. Estaba viviendo el mejor sueño que he tenido desde que soy un adulto huérfano y aburrido. Qué daría por volver el tiempo atrás y dejarlo fijo en aquel momento inolvidable cuando remontaba mi barrilete azul, rojo y amarillo.

Por Andrea Sigal © 2020